España gratuito
En esencia, son bactericidas. Se trata de medicamentos que sirven para tratar afecciones bacterianas, como, por ejemplo, la cistitis (infección de orina). Esta sería su definición general, ya que hay algunos estudiosos que diferencian dos tipos: clásicos y bacteriostáticos. Estos últimos solo impedirían que las bacterias proliferasen, pero no ostentarían efectos bactericidas.
Algunos problemas de naturaleza bacteriana no necesitan dosis de antibióticos, como pueden ser las infecciones leves de oído o una sinusitis moderada. De hecho, no es recomendable abusar, ya que las bacterias presentan capacidad de desarrollar resistencia a medicamentos de esta índole. Por tanto, si se le recetan, cíñase a las indicaciones médicas.
Los antibióticos se utilizan para acabar con bacterias que producen infección, así como para detener su crecimiento. ¿Pero cómo se descubrieron? Todo empezó con la penicilina a finales del siglo XIX. Contrario a lo que se piensa, no fue Fleming el primero en entrar en contacto con ellos, sino Ernest Duchesne. Fue en Francia. Su descubrimiento, pura casualidad. Este médico trabajaba con hongos del género Penicillium. Sus avances pasaron completamente desapercibidos. A futuro, corría el año 1928, y gracias al ya mencionado Fleming, un plato de agar se contaminó con hongos por error, mostrando toda su capacidad bactericida. Al famoso científico británico le sorprendió gratamente. Aunque él se llevó el mérito, siempre dijo que sin lo aportado por Duchesne, este importante hito de la medicina hubiera sido impensable.
El primer paso es ahondar en el abanico de afecciones comunes que estos fármacos tratan inconmensurablemente:
También hay otros como el Zitromax, azitromicina, que son útiles para el acné (moderado o grave). Esta es una de las marcas de antibióticos más utilizadas y populares que hay debido a su amplio espectro de actuación y su eficacia casi inmediata.
Nunca es buena idea automedicarse, pero mucho menos lo es con estos medicamentos, cuya suministración irresponsable puede crear problemas para toda la población a medio y largo plazo, afectando a cómo actúan los antibióticos. Así, las bacterias pueden llegar a desarrollar inmunidad a ciertos fármacos, haciendo que cada vez sea más difícil eliminarlas o detenerlas en su expansión.
Por tanto, ya sean inyectables, en pastillas o en cualquier otro formato, no ponga en duda estos supuestos:
Tómelos solo si son necesarios |
No se automedique, siempre consulte con un médico. |
Siga las pautas a rajatabla |
No abandone el tratamiento a la mitad. Haga caso de los profesionales. |
Extreme la higiene |
Para ello, lávese las manos con frecuencia, evite el contacto con enfermos y tome precauciones cuando tenga encuentros sexuales |
Tenga en cuenta que los antibióticos no tratan infecciones víricas, como podría ser la gripe común o el coronavirus. Son solo útiles para combatir afecciones de origen bacteriano, y ni siquiera son altamente necesarios en problemas leves, ya que el cuerpo es capaz de combatir por sí mismo ese nivel de infección. Para saber qué antibiótico tomar, su médico deberá establecer una definición de su estado. No es lo mismo sufrir una neuomonía, que tomar antibióticos para el acné o para la gonorrea. Por ello y para evitar que las bacterias desarrollen resistencia a los antibióticos, las directrices de un médico cualificado son innegociables.
Los que son útiles en una gran cantidad de afecciones bacterianas. Son los siguientes:
La clasificación de estos y otros tipos de antibióticos respecto a la toma es múltiple:
De forma oral |
Píldoras, cápsulas o líquido. Esta última para cuando se necesitan tomar dosis muy precisas. |
Tópicos |
Ideal si se sufre de una infección en la piel o en una zona del cuerpo en concreto. |
Líquidos |
Muy buenos para infecciones auditivas. |
Inyectables |
Administrados en hospital y en casos graves. |
No olvide que estos medicamentos acaban con bacterias malas, pero también con bacterias buenas. En el mejor de los casos, impiden su proliferación. De esta forma, pueden atacar la flora intestinal o estomacal, produciendo problemas, como diarrea. Los probióticos brindan microorganismos vivos para mantener sanas las bacterias buenas. Por ello se recomiendan, sobre todo cuando se consumen antibióticos en pastillas. Algunos probióticos naturales son el yogur, el kéfir o los alimentos encurtidos (aceitunas o pepinillos).
Independientemente de si existen concomitancias entre ambos compuestos, está claro que el alcohol ralentiza la cura de infecciones en términos generales, por lo que se debe evitar. En algunos casos, además, puede reducir considerablemente el efecto antibiótico, lo que retrasará aún más la recuperación si es que no la detiene. Además, habitualmente, los antibióticos producen un mayor cansancio si se combinan con alcohol. Igualmente, las bebidas de esta clase pueden producir alteraciones en la presión arterial nada positivas cuando uno se somete a tratamientos de este tipo. Por tanto, es mejor no combinar antibióticos y alcohol.
¿Y puedo comprar antibióticos siendo mujer que toma pastillas anticonceptivas? Algunos de ellos, como las rifamicinas, afectan a la efectividad de estas píldoras, por lo que hay que extremar precauciones. En otras cuestiones, como en lo relativo a la menstruación, los antibióticos no alteran el ciclo menstrual. Por otro lado, si está embarazada, solo algunas penicilinas, cefalosporinas y clindamicinas se consideran seguras para gestantes. Deberá asesorarle un médico si no desea poner en riesgo al bebé.
Una de las preocupaciones más frecuentes a la hora de comprar online o en establecimiento físico antibióticos gira en torno a cuánto duran estos en el cuerpo (sangre y orina). Pues bien, todo depende de diversas variables:
En términos generales, los antibióticos permanecen apenas unas horas en sangre, de ahí que las dosis se repitan durante varios días hasta completar unas dos semanas. Sin embargo, hay opciones como el Zitromax (azitromicina), que solo se usa durante tres o cinco días, ya que es capaz de permanecer en el organismo. Además, llega a ser efectivo hasta diez días después de la última administración. Por ello, es entonces una opción sobresaliente para tratar diversas afecciones de raíz. Gracias a internet, puede acceder a ella a precios bajísimos.
Los antibióticos no se administran sin receta, pero puede comprarlos a través del formulario en línea de algunas plataformas de internet, lo que es casi igual que comprar sin receta, pero con la seguridad de que está procediendo según las regulaciones vigentes. De hecho, puede comprar online Zitromax rápida y cómodamente en internet si lo necesita. Se trata de una plataforma que se postula como la mejor opción donde comprar antibióticos.
Salvo que presente alergia a estos fármacos, suelen generar efectos secundarios leves y que, habitualmente, se extienden únicamente a los primeros días de tratamiento. De no ser así, debe buscar alternativas. Tampoco escatime en prebióticos, probióticos o antiácidos a la hora de ingerir estos fármacos o para recuperar la flora intestinal después de su consumo.
Estos son los efectos secundarios más habituales:
Puede haber exceso de consecuencias negativas en algunos casos, como, por ejemplo, en infecciones por C.diff. Esta lleva a una diarrea que puede ser casi como disentería y que en casos graves ocasiona lesiones de colon de gran importancia, así como la muerte.
Si busca antibióticos sin receta, puede probar con opciones naturales (sobre todo si son infecciones leves). También si presenta alergia a estos, aunque las marcas más comunes son cada vez más seguras, ya sean para infección dental o cualquier otro problema. Los alimentos con propiedades bactericidas son los siguientes:
¿Pero qué opinan los médicos a este respecto? Pues que tratarse una infección bacteriana sin consultar a un profesional es peligroso. Es mejor acudir primero al médico y, en caso de que pueda optar por antibióticos naturales, proceder. Otra cosa es usar alguno de estos alimentos para eliminar, por ejemplo, verrugas. En estos casos, el ajo es muy útil y puede evitarle una embarazosa visita al dermatólogo. Pero en cuestiones de bacterias, mejor recibir la opinión de un médico antes de proceder.
Y esto no quiere decir que no vaya a poder usar opciones naturales, ya que muchos médicos optan primero por ellos dado que hay gente que abusa de la opción farmacológica, no completando en ocasiones el tratamiento. Esto perjudica enormemente a todos, ya que fortalece a las bacterias que, de transmitirse a otros, serán más difíciles de eliminar. Por eso, estos compuestos no deben usarse como analgésicos y ansiolítocos a demanda, sino única exclusivamente cuando son necesarios, así como durante un periodo específico e inamovible.
Consagrado especialista en urología, Alejandro Molina Cabeza es miembro destacado de la International Society for Sexual Medicine o la Asocicación Española de Urología. Además, en 2020, fue premiado con el Topdoctors Awards España, así como obtuvo la Medalla de Oro al Mérito Sanitario por parte de la Academia de Ciencias de la Salud Ramón y Cajal (2018). Director y fundador del Instituto Valclinic, se encuentra entre los 50 urólogos mejor valorados por la propia comunidad médica